El singular aspecto de los frutos de este arbusto, similar a racimos de uva explica su nombre científico: así el genérico se compone de los términos griego kokkos, “baya”, y lobos, “lóbulo”, mientras que la traducción del nombre específico del latín sería “portador de uvas”. El fruto, muy aromático, se puede de hecho comer crudo o en mermeladas. Al fermentar produce una bebida parecida al vino, además de poder elaborarse ron arreglado.

Nativo de las costas de América tropical, incluyendo la mayor parte del Caribe, Centroamérica, y norte de Sudamérica, es también frecuente encontrar al uvero de mar en los jardines costeros de las Canarias. Lo vemos por ejemplo en el Jardín Botánico Viera y Clavijo de Gran Canaria. Allí viven desde hace años en semilibertad varios ejemplares de una especie animal también introducida, el pato criollo -Cairina moschata-, cuyos polluelos, y quizá los ejemplares adultos, se alimentan de los frutos de este arbusto tropical. Esta peculiar interacción entre ambas especies alóctonas en Canarias puede no obstante favorecer la naturalización plena de esta planta en las islas.