La lenta explosión de una semilla" es la forma en la que el artista y pedagogo Bruno Munari definía un árbol. Y precisamente con su libro "Dibujar un árbol" iniciábamos nuestro taller con los alumnos de 5º de primaria del colegio Vélez de Guevara (Torreblanca).
Dada la historia del colegio, era importante trabajar con ellos el sentimiento de pérdida de los árboles y especies desaparecidas tras las obras de pavimentación acometidas hace apenas un año. Ese "jardín de la memoria", como lo llamamos, debía expresarse mediante diferentes técnicas artísticas y ser capaz de transmitir las experiencias y emociones vividas por cada uno de los alumnos.
Así el taller se inició creando una postal con un árbol tridimensional (pop-up) basado en el modelo de Munari. En sus raíces, lugar donde nuestra compañera Tamara de Azul Jardines nos dice que está el cerebro de los árboles, le pedimos a los niños que escribieran sus sensaciones y juegos asociados a la vegetación perdida. La tierra en las ojos, las mariquitas, las orugas, los pájaros, las hojas pegajosas, el frío, los charcos, el escondite, la casa de la bruja o la alegría fueron algunos de sus recuerdos. La postal finalizaba, siguiendo la sutileza creativa de Katsumi Komagata, con una nueva copa de hojas que se coloreaban a partir de la sombra del tronco.
A continuación el taller se desarrolló en el patio, con objeto de que fuera el propio espacio fuera el soporte físico de la siguiente intervención. Utilizamos una técnica del arte reivindicativa, el grafiti, para trabajar de manera colectiva. Con plantillas de las hojas de las especies desaparecidas los grupos escolares empezaron a transformar el suelo ajedrezado en una alfombra de distintos verdes, rojizos y marrones. Las hojas de la higuera, uno de los árboles que ya no están, fueron las primeras protagonistas.
Por último recortamos las hojas de esas mismas especies en cartulinas blancas, pidiendo a los niños que escribieran su nombre en una cara y un recuerdo de los expresados en la postal en la otra. Estas hojas procedentes del colegio serán una base importante de la instalación luminosa que se podrá visitar contando el proyecto en la Casa Murillo.
Aún nos queda, una vez finalizados los agujeros, abordar la plantación de los grandes alcorques con los niños de infantil. El objetivo: construir una nueva memoria y nuevos proyectos educativos asociados a la vegetación.